lunes, 20 de marzo de 2017

Tanabata: La festividad de las estrellas.




Se que hacía mucho que no publicaba nada, pero sinceramente no tenía demasiadas ganas y no me apetecía subir entradas porque sí,sin ningún tipo de calidad. Hoy sin embargo, mientras tomaba mi café de por las mañanas y mientras pensaba en mis cosas, me acorde de la leyenda que hay detrás de la fiesta japonesa de Tanabata, y lo identificada que me siento últimamente ( en cierta parte) con ella.

La fiesta de Tanabata es una festividad japonesa derivada de la tradición china Qi xi ( La noche de los siete) . El festival se extendió al público en general a principios de la era Edo, mezclándose con otras fiestas como el Bon Odori ( festival de danza japonesa que se celebra cada verano entre Julio y Agosto) Durante la era Edo, las chicas pedían tener mejores habilidades en la costura y la artesanía, y los chicos pedían tener mejor caligrafía a base de escribir deseos en hojas de papel.

La leyenda que hay detrás de la fiesta de Tanabata cuenta lo siguiente: Orihime (la Princesa Tejedora) era la hija de Tentei (el Rey Celestial). Orihime tejía telas espléndidas a orillas del río Amanogawa ( la Vía Láctea). A su padre le encantaban sus telas, y ella trabajaba duramente día tras día para tenerlas listas, pero a causa de su trabajo la princesa no podía conocer a alguien de quien enamorarse, lo cual entristecía enormemente a la princesa. Preocupado por su hija, su padre concertó un encuentro entre ella y Hikoboshi  un pastor que vivía al otro lado del río Amanogawa. Cuando los dos se conocieron se enamoraron al instante y, poco después, se casaron. Sin embargo, una vez casados Orihime, comenzó a descuidar sus tareas y dejó de tejer para su padre, al tiempo que Hikoboshi prestaba cada vez menos atención a su ganado, el cual terminó desperdigandose por el Cielo. Furioso, el Rey Celestial separó a los amantes, uno a cada lado del Amanogawa, prohibiendo que se vieran. Orihime, desesperada por la pérdida de su marido, pidió a su padre el poder verse una vez más. Su padre, conmovido por sus lágrimas, accedió a que los amantes se vieran el séptimo día del séptimo mes, a condición de que Orihime hubiera terminado su trabajo. Sin embargo, la primera vez que intentaron verse se dieron cuenta de que no podían cruzar el río, dado que no había puente alguno. Orihime lloró tanto que una bandada de urracas vino en su ayuda y le prometieron que harían un puente con sus alas para que pudieran cruzar el río. Ambos amantes se reunieron finalmente y las urracas prometieron venir todos los años siempre y cuando no lloviera. Cuando se da esa circunstancia, los amantes tienen que esperar para reunirse hasta el año siguiente.

Es por eso que cada año, durante el festival de Tanabata la decoración tiene muy presente farolillos de luz y los cánticos hacen peticiones a que la noche de esa fiesta sea clara,sin lluvia ni nubes. Para que así la princesa y su pastor puedan reencontrarse al fin aunque solo sea por una noche.

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